Nada engaña más que nuestra propia mente... nada piensa mejor que nuestro corazón.
¡Qué cruel me tocó esta vez!
Inoportuno momento para ayudar, esa era mi intención, ayudar; aun así, ellas no lo toman en cuenta.
Me siento mal. No estoy furioso ni triste, rencoroso ni deprimido. Sólo indignado, pero no quiero seguir así.
Mi corazón se desgarra por la ignorancia de ellas ante la inocencia. Me destruyen con su mente irracional. Acaban mi alma con su mirada, arrolladora como una bala, sin importar con quien la gastan.
Ayer, en la tarde, pasó todo... fuimos ante un grito de ayuda, y con la mejor intención decidimos cumplir la misión. Un cuaderno era la salvación, no era mucho la petición. Pero aun así, parece que a los inocentes no nos ayudó Dios.
¡No puedo creer su insensibilidad ante la situación! ¿Acaso ellas no tienen corazón?
El poder, su poder, a la razón hace desaparecer.
En su sudor se aprecia la tensión de su decisión, y muestra una sombría sonrisa al desatar su tiranía por todo el lugar. Es incontrolable su gozo ante nuestro enfado. Sabemos que lo disfruta, y no le molesta mostrarlo sin conciencia. Al final, impuso su meta, una injusta observación y un no merecido llamado de atención fue nuestra condena; elección de su despiadada cabeza.
Otro mal momento del colegio, esta vez no tan solo fue injusto, sino que afectó a más de uno sin razón. Sólo esperamos una solución, ya comunicamos la situación. Necesitaba desahogarme. Gracias por prestarme atención.
Inoportuno momento para ayudar, esa era mi intención, ayudar; aun así, ellas no lo toman en cuenta.
Me siento mal. No estoy furioso ni triste, rencoroso ni deprimido. Sólo indignado, pero no quiero seguir así.
Mi corazón se desgarra por la ignorancia de ellas ante la inocencia. Me destruyen con su mente irracional. Acaban mi alma con su mirada, arrolladora como una bala, sin importar con quien la gastan.
Ayer, en la tarde, pasó todo... fuimos ante un grito de ayuda, y con la mejor intención decidimos cumplir la misión. Un cuaderno era la salvación, no era mucho la petición. Pero aun así, parece que a los inocentes no nos ayudó Dios.
¡No puedo creer su insensibilidad ante la situación! ¿Acaso ellas no tienen corazón?
El poder, su poder, a la razón hace desaparecer.
En su sudor se aprecia la tensión de su decisión, y muestra una sombría sonrisa al desatar su tiranía por todo el lugar. Es incontrolable su gozo ante nuestro enfado. Sabemos que lo disfruta, y no le molesta mostrarlo sin conciencia. Al final, impuso su meta, una injusta observación y un no merecido llamado de atención fue nuestra condena; elección de su despiadada cabeza.
Otro mal momento del colegio, esta vez no tan solo fue injusto, sino que afectó a más de uno sin razón. Sólo esperamos una solución, ya comunicamos la situación. Necesitaba desahogarme. Gracias por prestarme atención.
Comentarios
Publicar un comentario