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Mostrando entradas de enero, 2011

Just saying

Nada engaña más que nuestra propia mente... nada piensa mejor que nuestro corazón.

En blanco.

No sé que escribir... mi mente está en blanco. Solo sé que tengo muchas cosas a mi alrededor, y que no encuentro florecer la pasión para hablar.

Regina Spektor - Call - lyrics ingles-español

Una magnífica canción, el ritmo no lo es todo. Su letra es especial. Mi canción favorita.

Love sucks.

Qué ingenuos somos disfrazando a la muerte de cupido. A veces lo hacemos sin darnos cuenta, pero siempre nos hacen una jugarreta. Creemos que por sentir un hormigueo en la panza estamos enamorados; pues no, es el mismo diablillo que nos hace cosquillas para engañarnos. Somos inocentes por creer. Creemos porque somos usados. Somos usados porque estamos necesitados. Estamos necesitados porque nos cansamos. Nos cansamos porque queremos algo nuevo. Y ese algo nuevo no siempre es lo que esperamos. Y es que sencillamente somos manipulados por nuestras mentes. Sea con intención o no. Todo puede empezar siendo un juego. Puede empezar con una sonrisa inofensiva. Sucede con un cruce de miradas. O formase con lo años; aun así, salimos lastimados. Empezamos a lanzar indirectas como flechas al aire sin consciencia. Luego, al que le caiga, firma su condena. Se puede sentir como que todo es verdad, pero no vemos lo que hay detrás. Tal vez nos dejamos llevar por la oportunidad, nos vemos solos y co

Sombra.

Aquello oculto tras toda cosa donde haya luz. Esa mancha con forma humana o inhumana que se forma. Un lado opuesto a lo que vemos. Sombras... Enciendo la luz y allí estás, en la pared, en el piso, en las mesas, en todas partes hasta donde alcances. A veces no entiendo. ¿Eres solo el espacio negreado que deja mi cuerpo, o eres más que eso? Pero no lo sé. Enciendo la luz y de nuevo ahí te veo. Repitiendo cada uno de mis movimientos. Sin color; todo gris. Sin rostro, solo forma. Aún así, nunca me dejas solo. Camino por las calles y siempre me sigues. A veces te vuelves invisible; solo bajo el sol te encuentro. Te crees yo imitando mi comportamiento. Te crees yo compartiendo con mis amigos, pero solo eres mi negra silueta en el suelo. Estás, pero no para los demás. Eres como un niño pequeño queriendo llamar la atención, pero nadie te mira con intención. Pero estás, callado e ignorado, pero estás. En momentos te miro, y como siempre, en silencio, quisiera que fue

Tal vez...

Debemos intentar ver las cosas como los demás; aprender de ellos y ellos de mí. Puedo tener mi punto de vista que tal vez, o tal vez no, apreciarán. Después de todo al único que debemos impresionar es al Señor Dios.

La rosa del lago.

En las orillas de un lago estaba una joven llorando, Helen era su nombre. La muchacha desconsolada se acercó al lago para ver su rostro reflejado en el agua y una pequeña lágrima se escapó de su cara cayendo en las heladas aguas. En el lugar donde cayó la lágrima se formaba una pequeña burbuja en la superficie del agua, que crecía y crecía, hasta dar la forma de un pequeño capullo de flor. Helen, sorprendida, veía lo que pasaba en el agua. El pequeño capullo comenzó a florecer rápidamente transformándose en una rosa. La rosa más bella que se haya visto. Una flor nacía de las aguas de un lago. Tomó la flor del agua, asegurándose de que fuera real, y la rosó suavemente con su mejilla. La angustia de la muchacha se calmaba; la rosa la tranquilizaba, era su flor favorita. Bajó su mirada, y dejó a la flor en el agua. Sacó un pequeño pañuelo de su bolso y lo pasó en su rostro, secando a sus húmedos ojos. Se hacía de noche y no quería preocupar a su mamá llegando tarde a su casa. Helen se p

Los siete en el espejo.

Tengo un cigarrillo en la mano y tú aún no me has llamado. Estoy en una pared recostado esperando tu llamada desesperado. Lentamente el cigarrillo se consume esperando que tú llegues rápido. ¿Dónde estás? ¿Vendrás? Me empezaba a cuestionar. ¿Eres la mujer ideal? Era lo que trataba de imaginar. El humo del cigarrillo sube al techo, y con él mi mirada también. Veo a un espejo del otro lado del pasillo. Un viejo espejo mágico y olvidado. Noto de inmediato que no me veo. Mi rostro está borrado de ese espejo. ¿Qué es esto?, pienso. ¿Dónde está mi rostro? Cruzo el pasillo, me acerco al espejo, y mi rostro sigue desaparecido. No tengo reflejo. Me detengo justo al frente del espejo. Estoy asustado. Mi rostro lo han robado. Está mi ropa y un cigarrillo flotante, pero no mi cuerpo. Invisible me he vuelto. Como algo mágico, el humo del cigarrillo oculta al espejo por un momento. Una nube gris de gases tóxicos envuelve mi rostro. ¿Qué pasa?, digo en voz alta. Con