Nada engaña más que nuestra propia mente... nada piensa mejor que nuestro corazón.
Estudiar, estudiar y estudiar. Es la vida de un chico de mi edad. Me deprime.
¿Y todo para qué? Para ser evaluado, bien, ¿y luego? Nada. Simplemente debemos y ya.
Para cada examen me esfuerzo para que en un momento de un día, no un día cualquiera. Veré a un profesor llegar y gritar para hacernos callar. Nos dará las preguntas, las resolveremos, nos amenazará con quitar la prueba a quien se atreva copiar, lo pedirá de vuelta y se irá. Esperaré una semana luego, o dos o más, casi siempre lo entregan retrasados, para entonces ansioso estaré, y sin pensar lo recibiré. Me tocará que darme sastifecho y no quejarme si no estoy de acuerdo con el, ya que para ese día todo lo que estudié no lo recordaré, tanto que al leer, ni sabré si yo lo realice; al fin, ellos siempre tienen la razón, no aceptan ninguna corrección. Igual, no me queda de más. Sólo debo soportarlo hasta lograr salir, y volver a estudiar años luegos, al entrar a la Universidad.
¿Y todo para qué? Para ser evaluado, bien, ¿y luego? Nada. Simplemente debemos y ya.
Para cada examen me esfuerzo para que en un momento de un día, no un día cualquiera. Veré a un profesor llegar y gritar para hacernos callar. Nos dará las preguntas, las resolveremos, nos amenazará con quitar la prueba a quien se atreva copiar, lo pedirá de vuelta y se irá. Esperaré una semana luego, o dos o más, casi siempre lo entregan retrasados, para entonces ansioso estaré, y sin pensar lo recibiré. Me tocará que darme sastifecho y no quejarme si no estoy de acuerdo con el, ya que para ese día todo lo que estudié no lo recordaré, tanto que al leer, ni sabré si yo lo realice; al fin, ellos siempre tienen la razón, no aceptan ninguna corrección. Igual, no me queda de más. Sólo debo soportarlo hasta lograr salir, y volver a estudiar años luegos, al entrar a la Universidad.
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